viernes, 29 de mayo de 2009

EL TIEMPO ES MAL AMIGO

Ejercicio de dramaturgia
Microteatro







PERSONAJES:


ISAAC


ALBERTO









ISACC:
¿Trajiste la segueta?
ALBERTO :
No… creí que tú…
ISACC:
Yo me hice cargo del soplete y del martillo. No puedo estar en todo.
ALBERTO :
Bueno, ya… no es para tanto. Voy.
ISACC:
¿Vas? ¡No hay tiempo! ¿Sabes cuánto te vas a tardar en subir por la ventana, bajar al patio, cruzarlo, llegar al auto y sacar la segueta para de nuevo cruzar el patio, entrar a la ventana y llegar? Ese es tu problema. No tienes sentido del tiempo.
ALBERTO :
¡Quién habla! El que nunca usa reloj
ISACC:
No lo necesito. Soy amigo del tiempo. Una caja fuerte, de las de ahora, tarda en abrirse tres minutos, veintisiete segundos… cuando coloco los dedos sobre ella, siento cada décima de segundo escurrir entre ellos… y cuando la abro sé exactamente cuantos minutos me quedan antes de que suene la primera sirena. Un candado es fácil, pero sin una segueta, las manecillas del reloj se vuelven hachas. Para que gastar saliva… tú no sabes nada del tiempo.
ALBERTO :
Se qué pasa… y que se va… que no vuelve… que sólo vivimos una vez y que el tiempo que tenemos es corto, siempre, por más que vivas.
ISACC:
¿Ves? Eso es pura banalidad… A ver… cuando enciendes el televisor o la radio y escuchas el ruido de la estática… ¿sabes de dónde viene? ¿Sabes lo que es? Yo sí. Lo vi en un documental… Es la voz del tiempo, su voz espesa flotando entre las galaxias ¿Y esa cara? ¿No me crees? Escucha: cuando el universo estalló para expandirse, el rugido que dio se extendió por todo el espacio recién creado y nació el tiempo. La temperatura subió tres grados kelvin… sólo tres miserables grados. Bueno. Pues cuando tú regresas a casa, cansado de correr y esconderte en la oscuridad y enciendes el televisor, su antena capta ese calor flotando
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SI ESTÁS INTERESADO EN EL TEXTO COMPLETO, ESCRIBE A koefora@gmail.com

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 no se flexionan igual que hace cinco años, mis ojos tienen que acercarse más a los números pequeños, mis piernas trepan con más trabajo por las paredes… y cada año será peor. Si te pido una segueta y no la traes, tendré que intentar con una ganzúa y eso es más tiempo ¿Cuánto? ¡Dios lo sabe! Cinco minutos, por lo menos. De un dulce cachorro, el tiempo pasa a ser un perro rabioso. Dos minutos después ya es un león endemoniado. Sé de qué hablo. Cada segundo perdido es una amenaza. El peligro llega, inexorablemente… un minuto, una manecilla que avanza… un hacha… cuando menos lo piensas los ojos ya no sirven, los dedos se agarrotan… las piernas se niegan a avanzar… segundo a segundo, minuto a minuto. Es el tiempo que llega aullando tras cruzar las galaxias infinitas… y viene por ti. ¡Una luz!
ALBERTO :
Sí, lo sé… el fin.
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